Ser fuerte, es cuando tienes unas ganas inmensas de llorar y de gritarle al mundo y no derramar ni una sola lágrima. Desde ahí, ya te puedes denominar fuerte y valiente, muy valiente, por luchar, cuando tienes ese nudo que te sube y baja y las lágrimas están a punto de saltarte y sacar fuerzas de lo más profundo y sonreír. Sí, sonreír, una sonrisa vale más que mil palabras.
Porque, a la mala vida, una buena sonrisa.
Nunca llores delante de tus enemigos, nunca te dejes ver como débil ante tus rivales, aunque luego tengas que llorar y gritar cuando estés lo más sola en el mundo. Pero ante el rival, nunca te derrumbes.
Recuerda; ante la mala vida una buena sonrisa. Y si te cuesta, nunca te dejes ver mal, si no sabrán que eres débil.
*Este texto lo he hecho con más de una lágrima en los ojos, me identifico tantísimo, que no he podido evitar ponerlo en mi blog. Se lo que escribo, porque me ha pasado muchas veces, y creo que no soy la única, hoy mismo me ha pasado, y por no llorar y derrumbarme, he mirado a otro lado he contado 10 flojo y una buena sonrisa.
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